Aunque las competencias de liderazgo son las mismas en todo el mundo,
existen diferencias apreciables en el peso de unas y otras según la cultura en que nos encontremos. Por
ejemplo, la importancia
que se le da a la visión estratégica o a las habilidades personales no es la misma en China que en España, así
que conocer de cerca estas peculiaridades culturales es fundamental para una empresa. Un modelo
tridimensional
Este estudio es, en palabras de los autores, el primero que
'explícita y valida empíricamente un modelo de competencias directivas a gran escala en todas las regiones
culturales clave del
planeta'.
En su artículo, los autores definen las competencias como 'el
repertorio de capacidades, actividades, procesos y respuestas que permiten a algunas personas hacer frente
mejor que otras a las
exigencias laborales' y se dividen en tres categorías:
Las competencias externas reflejan el talento
estratégico, es decir, la capacidad de desarrollar e implementar estrategias que incrementen la
rentabilidad. Esta categoría incluye la
visión de negocio de un directivo y su capacidad para gestionar los recursos, negociar y tejer redes de
contactos.
Las competencias interpersonales aluden al talento
ejecutivo: la capacidad de relacionarse de forma eficiente con los subordinados y otros
colaboradores. En esta categoría, son
importantes las muestras de integridad, las dotes de comunicación y la capacidad de delegar.
Las competencias personales permiten
desarrollar el autoliderazgo y la profesionalidad y se asocian con los procesos internos de toma de decisiones
y aprendizaje.
Para valorar las competencias de los directivos en cada una de estas
dimensiones, los autores del estudio pidieron a tres de sus subordinados que los evaluaran respondiendo a 75
afirmaciones del tipo
'Mi jefe es sincero conmigo' con una puntuación del uno al cinco.
El hecho de que los quince países representados en la encuesta
(China, Filipinas, Pakistán, Tailandia, Alemania, Brasil, Colombia, España, Grecia, Irlanda, México, Perú,
Polonia, Rusia y Estados
Unidos) cubran las principales regiones culturales del mundo ha permitido a los autores comprobar la validez
del modelo a escala global.
Sin embargo, un análisis en detalle de las
habilidades directivas y el peso de cada una de las tres categorías muestra diferencias según la zona.
En concreto, los autores descubrieron que en Asia tienen más
importancia las competencias interpersonales y externas, mientras que en otros continentes tiende a
desarrollarse más la dimensión
personal.
Una habilidad interpersonal fundamental en Asia, por ejemplo, es la
de generar confianza entre los subordinados, por lo que convendría potenciarla entre los directivos destinados
en esta región.
La investigación también constata que los asiáticos suelen ser más
desconfiados que los estadounidenses, como ya apuntaban estudios previos. La causa puede radicar en el hecho
de que las culturas
colectivistas como la asiática son más reacias a confiar en extraños.
Por otro lado, el poco énfasis otorgado a las
competencias personales en Asia puede deberse a la mayor distancia al poder que existe entre los subordinados
y sus jefes por
motivos culturales.
Las competencias externas, por el contrario, reciben una gran
atención en Asia, más que en otras áreas. En este sentido, es posible que el crecimiento vertiginoso que han
experimentado recientemente
algunos países de esta región haya exigido una mayor visión estratégica y una gestión más eficiente de los
recursos por parte de sus líderes.
Los autores aconsejan utilizar los resultados
del estudio para mejorar el desarrollo de los directivos y sugieren que futuras investigaciones podrían
precisar aún más las
competencias de liderazgo específicas que mejor encajan en cada contexto cultural.
Fuente: www.managementjournal.net/